El baobab presenta un contenido de fibras alimentarias particularmente elevado, aproximadamente al 55%, de las cuales una parte son soluble, y otras insolubles. Investigaciones realizadas recientemente por la Universidad de Gante, en Bélgica, han descubierto que el efecto prebiótico de las fibras de la fruta del baobab en las bacterias probióticas en el intestino es tan potente como el prebiótico “gold standard” inulina, pero a la mitad de la dosis.
Esto significa que se obtiene el mismo efecto prebiótico con mitad dosis. Este estudio está además respaldado por varios estudios realizados en los Hadza, una tribu de cazadores-recolectores en Tanzania, que consumen grandes cantidades de fruta de baobab durante todo el año. Estos estudios han revelado que los Hadza tienen uno de los microbiomas intestinales más diversificados del planeta, lo que sugiere que esto se debe al alto contenido de fibras solubles en su dieta.